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Primeras cortezas oceánicas
Después del impacto de Theia y la formación de la Luna, la Tierra se enfrió nuevamente, y el océano de magma que cubría su superficie empezó a solidificarse, generando las primeras cortezas oceánicas. En el Hádico, debido a temperaturas mayores, la corteza oceánica se formaba a partir de un magma más caliente, con una composición distinta de los basaltos encontrados hoy en las dorsales medio-oceanicas.
La Tierra ya tenía diferenciada su estructura interna en corteza, manto y núcleo líquido.